28 marzo 2013

Siria, el mal menor

Una guerra asola Siria, una guerra civil. En ella están comprometidos dos antagonistas que comparten una profunda aversión por la democracia. Está, por una parte, el último de los Al Assad. Bashir. A su lado se alinea Rusia, que gracias a Damasco dispone de un puerto en el Mediterráneo, Tartus, e Irán, que necesita Siria para hacer llegar armamento y voluntarios para el partido de Dios libanés, el Hezbollah. Por otro, las milicias islámicas con el apoyo total del integrismo sunnita: Qatar y Arabia Saudí. No se trata de elegir lo mejor en este caso sino lo menos peor. Los derechos de la mujer, la modernidad, el laicismo tienen su paladín en Al Assad que, aunque pertenece a la minoría alauita, no impone la shariá ni el rigor religioso como pretenden hacer sus detractores que ya hablan de la conquista de Al Andalus que, ignorantes, no es sólo Andalucía. De hecho, los cristianos sirios huyen de las zonas controladas por los insurrectos, cuyas filas están trufadas de salafistas, es el caso de Yabhat al Nusra, y de voluntarios chechenos, como Rustam Gelayev, caído en combate. Son algunos casos entre otros muchos milicianos que acuden a combatir contra el régimen baasista a mayor gloria de la pretendida Siria islamizada.
Recuerde la CIA que los luchadores afganos por la libertad (1980-88) de ayer, son los talibán de hoy.

Ya lo dijimos hace años: Pincha aquí

21 marzo 2013

La guerra del fin del mundo: Alto Karabaj


El conflicto de Alto Karabaj, armenios contra azeríes, junto con los movimientos secesionistas de las repúblicas bálticas, fue uno de los elementos que favorecieron la desintegración de la Unión Soviética, en diciembre de 1991. Fueron choques brutales cerca de Asia Central, al norte de la imagen que nos hacemos cuando hablamos de Oriente Medio.

Independencia y guerra
La guerra tuvo lugar en el pequeño enclave étnico de de Alto Karabaj, en idioma local Nagorno Karabaj, en la región sureste del Cáucaso. Se prolongó entre febrero de 1988 y mayo de 1994. Antes de esas fechas, Karabaj había acabado siendo una antigua provincia soviética poblada por armenios cristianos e inserta completamente en la República de Azerbaiyán musulmana. En la década de 1980,  cuando al sur de Armenia combatían el Iraq de Saddam Hussein contra el Irán del imam Jomeini, los pobladores demandaron de forma pacífica la unificación con Armenia y la separación de Azerbaiyán. Era un largo resentimiento por las duras restricciones de las autoridades centrales, soviéticas y azeríes contra su cultura cristiana. Moscú razonaba que no existe unión territorial alguna, un corredor, entre Nagorno Karabaj y Armenia que posibilitase la reivindicación de unidad.
Los combates abiertos comenzaron cuando la asamblea de Alto Karabaj votó a favor de la unión con Armenia el 20 de febrero de 1988. Cuando el gobierno de Azerbaiyán recuperó su soberanía, antaño en Moscú, una de sus primera medidas fue eliminar a la administración provincial de Alto Karabaj. La población respondió votando masivamente la declaración de república independiente. Las fuerzas centrífugas liberadas por el colapso del estado soviético, a fines de la década, facilitaron un incremento de la violencia en la región entre azeríes y armenios, con acciones de limpieza étnica. Todos pidieron ayuda a la antigua potencia, a Rusia.
Para los dirigentes rusos el análisis era simple. Había que optar entre Azerbaiyán y Armenia. Elegir una política a favor de los armenios rebeldes, contra el primero de los países era crear problemas con Irán y Turquía, perder el acceso a las orillas del Mar Caspio y muchas fuentes de energía. También era crear una “nueva Chechenia”, aunque los azeríes no tenían el ardor guerrero de esos muyahidines. La respuesta de Moscú, en 1989, fue entrar en Alto Karabaj para aplastar la revuelta. Los carros de combate y los helicópteros rusos apoyaron a los azeríes, que ejecutaron varias matanzas de armenios en Ganya y Sumgait. El paroxismo culminó, en enero de 1990, cuando una multitud azerí ataca y asesina a armenios de Bakú, casi un cuarto de millón eran antes. Se conocen esas jornadas como “Enero negro”.
El papel de la milicia rusa era ambiguo. “Los cuarteles de las tropas rusas estacionadas en la Transcaucasia se transformaron en enormes centros de alquiler de armamento y de soldados… Los rusos les vendían tanques a los azeríes y a nosotros, lanzacohetes con qué destruirlos”, contaba un comandante armenio al periodista polaco Wojciech Jagielski.
La escalada de la violencia se aceleró a lo largo del invierno de 1992. La OSCE fracasó en sus intentos de mediación. Fuerzas armenias capturaron regiones ajenas al enclave y derrotaron a los azeríes. Con la toma de Lachin, al sur de Alto Karabaj, ese año, los independentistas consiguen un corredor hasta Armenia en su occidente. En el sur, el avance se detiene en la ribera del río Araks, la otra orilla es el Azerbaiyán iraní. En la primavera de 1993, soldados armenios llegaron cerca de Ganya, una importante ciudad de Azerbaiyán. Samuel Babayán, un antiguo sargento del ejército soviético, fue uno de los líderes guerrilleros armenios del Alto Karabaj. Se rodeó de una aureola de invencibilidad.
Para 1994 los armenios de Alto Karabaj controlaban el territorio propio de la república y ocupaban otros ajenos, entre un 14% y un 16% del territorio de Azerbaiyán.
El presidente turco Ozal declaró irritado: “Si les tiraran un par de bombas a la cabeza a esos armenios, no tardarían en calmarse”. Los refugiados azeríes entraban a millares en Irán, las autoridades de este país temían que los recién llegados soliviantaran a los muchos azeríes que viven en territorio persa.
La derrota para Azerbaiyán supuso un cambio de gobierno; para los armenios de Karabaj, la derrota equivalía al exterminio, luchaban por su existencia. Pretendían internacionalizar el conflicto para que Occidente respondiera a su existencia. De forma sorpresiva, las hasta entonces víctimas armenias derrotaron a los azeríes. Un David de tres millones de habitantes contra un Goliat de más de ocho millones.

Azerbaiyán derrotado, presidente nuevo 
Con la recién adquirida independencia, Azerbaiyán vivía una euforia islamoturca. La nueva república azerí había demorado crear un Ejército por miedo a que amenazase al poder civil, cosa que hizo en cuanto existió. Esperaba que Moscú le hiciese el trabajo de reducir a los armenios de Alto Karabaj. Pero el Kremlin no quería verse comprometido en un conflicto de larga duración y con características étnicas y religiosas. La resistencia armenia disuadió a Moscú, que se apartó mientras advertía a Turquía que no entrase bajo ningún concepto en Azerbaiyán. Hubo algún incidente fronterizo por disparos en una boda turca que los rusos malinterpretaron. Al final, el gobierno de Bakú trajo a mercenarios de Rusia, oficiales de Turquía y muyahidines de Afganistán. Comenzó a comprar armas a Rusia, Ucrania y Georgia. Ya era tarde, los armenios no se habían quedado quietos. El primer ministro turco, Suleymán Demirel, advirtió a los azeríes que Turquía no se dejaría arrastrar a una guerra en el Cáucaso entre cristianos y musulmanes, que destruiría su más mínima esperanza de entrar en la Unión Europea y amenazaría su pertenencia a la OTAN.
Las sucesivas derrotas contra los armenios, muy inferiores en número, causaron malestar en Azerbaiyán. En 1993, un golpe de Estado militar en Bakú, visto con buenos ojos por Moscú, sacó del poder al presidente Abulfaz Elchibey, quien había escrito “soy tan feliz siendo turco” en el libro de firmas del mausoleo de Mustafá Kemal Attaturk. También había prometido acabar la guerra del Alto Karabaj en cien días. En su lugar, para evitar la dictadura militar de las tropas sublevadas, ocupó la Presidencia Heidar Aliyev, antiguo miembro del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética, que ya había estado al frente del KGB en esta república durante la era soviética. Entonces Rusia auspició con éxito un alto el fuego, en 1994, con lo que terminó la parte armada del conflicto de Alto Karabaj.
Las tensiones dentro de Azerbaiyán eran muy fuertes. Fuerzas extranjeras ocupan parte de su territorio durante sus primeros años de existencia independiente. Al no poder vencerlas, las instituciones azeríes lucharon entre sí. Dos años después del golpe de Estado que le hizo presidente, Aliyev desbarató otro de oficiales de la policía militar. Para terminar con el ruido de sables del Ejército, Aliyev ejecutó al jefe de los golpistas y disolvió la policía militar. Sin guerras en marcha no la necesita. 
Entre 2000 y 2001 Aliyev se volcó en mejorar las relaciones internacionales y se reanudaron las negociaciones sobre el futuro de Alto Karabaj, con la mediación de Francia y de Turquía, en el marco del Grupo Minsk, creado por la OSCE.
Buscando el acercamiento a Occidente, en 2001, Aliyev sustituyó el alfabeto cirílico por el latino, al seguir la senda del líder turco Mustafa Kamal Al Ataturk, que lo hizo desde el arábigo. Heidar Aliyev fue presidente hasta que murió en 2003 y le sucedió su hijo Ilham Aliyev, tras unas elecciones más que polémicas. Bakú bien valía su peregrinación a la Meca.

Armenia 
Es la historia de una antigua civilización. Es un país montañoso, sin salida al mar, en el Cáucaso meridional. Fue la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial en el año 301 d.C.  Está delimitado al norte por Georgia, única nación no musulmana en sus fronteras pero asediada por el separatismo de Osetia del Sur, Abjasia y Adzharia; Turquía al oeste les masacró, al este Azerbaiyán, con quien combaten; y al sur Irán y el enclave azerí de Najicheván. Sólo al pie de los montes Karaburun coinciden cuatro fronteras: Turquía, Irán, Azerbaiyán y Armenia.
El expansionismo de persas y turcos llevó a los armenios a buscar protección en los rusos. El martirio, el mito movilizador es la brutal persecución turca. En la conciencia armenia está presente el recuerdo del primer cuarto del siglo XX, cuando más de dos millones de armenios vivían en Turquía. Tras las matanzas, quedó medio millón. Sólo en Trebisonda fueron asesinados 20.000 armenios. Muchos de ellos emigraron.
Armenia tiene hoy casi tres millones de habitantes. En 1996, Ter Petrosian gana las elecciones presidenciales armenias y para acallar las protestas por la poca limpieza de los comicios, el presidente nombra primer ministro a Robert Kocharián, líder del Alto Karabaj. El sueldo del jefe del Estado sube de siete a 200 dólares. En dos años, Kocharián será el nuevo presidente y, al año siguiente, un puñado de terroristas armenios asesina a sus rivales políticos: el primer ministro Sarkisián, y el presidente del Parlamento Demirchián.
Armenia se considera parte de Europa aunque su localización en el Cáucaso meridional la sitúa en la frontera arbitraria entre Europa y Asia, una nación transcontinental. Es un estado constitucional secular, donde la fe cristiana es parte de su historia y de la identidad del pueblo armenio. Es miembro de más de 35 organizaciones internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Organización Mundial del Comercio y la Organización de la Cooperación Económica del Mar Negro. Es uno de los integrantes de la Asociación para la Paz de la OTAN, así como de la alianza militar Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva. Es observador de la Comunidad Económica Eurasiática y del Movimiento de Países No Alineados.
Sus tropas ocupan Alto Karabaj y territorio azerí.

Azarbaiyán 
Azerbaiyán es un país euroasiático situado en el Cáucaso al borde del mar Caspio. Limita con tres naciones cristianas: Rusia al norte, Georgia y Armenia al oeste y con Irán por el sur. Tiene 8.238.600 habitantes.
Los azeríes, que se hicieron chiítas bajo el imperio persa, se mezclaron con las tribus turcas que a inicios del siglo XI, cayeron sobre su territorio en oleadas sucesivas procedentes de Asia central. Envueltos en guerras, fueron vasallos de turcos, persas y rusos. El Imperio ruso incorporó estos kanatos, tras ganar la guerra a Persia, a comienzos del siglo XIX, el Sha reconoció la soberanía rusa sobre el Janato de Ereván. Los azeríes no consiguieron crear un Estado propio en la Transcaucásica, gran parte de sus territorios históricos forman parte de Irán hoy.
En la Primera Guerra Mundial, Azerbaiyán, con Armenia y Georgia pasaron a conformar la República Democrática Federal de Transcaucasia, disuelta en mayo de 1918. Azerbaiyán fue la primera república parlamentaria en el mundo islámico. El Ejército Rojo la invadió en abril de 1920, creando la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. La ocupación permitió a los bolcheviques obtener gran parte del petróleo, que abunda en Azerbaiyán, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45), mientras casi 600.000 azeríes luchaban contra el III Reich. La Wehrmacht buscó llegar a la región en la Operación Edelweiss a la busca de suministros de energía.
En 1991, Azerbaiyán se declaró independiente y fue elegido un presidente. Un referéndum nacional ratificó la soberanía en diciembre, cuando la Unión Soviética se disolvió formalmente. Los primeros años de la independencia azerí fueron eclipsados por la Guerra de Alto Karabaj. Al final de las hostilidades en 1994, Azerbaiyán había perdido el control de hasta un 16% de su territorio inicial.
Azerbaiyán es un estado miembro del Consejo de Europa desde 2001. En el índice de democracia de 167 países de la revista The Economist aparece en el puesto 129. La organización Freedom House lo declara “no libre”, con serias carencias en derechos políticos y libertades civiles. También hay denuncias de corrupción, por ejemplo el caso del ministro de Sanidad: adquirió una mansión de 17 millones de dólares.

Los padrinos se reconcilian
Los dos actores principales esenciales en la resolución del conflicto de Alto Karabaj son Rusia y Turquía.  Movimientos recientes apuntan a una reactivación del diálogo sobre Alto Karabaj gracias a los negocios comunes.
En agosto de 2009, el líder ruso Vladimir Putin viajó a Turquía donde llegó a acuerdos fundamentales que marcan un giro en las relaciones entre Ankara y Moscú. Rusia construirá para Turquía, como lo hizo para Irán, su primera central nuclear cerca de la costa del mar Mediterráneo. Además, Rusia convierte a Turquía en socio estratégico para su futuro gasoducto South Stream, reduciendo la dependencia de países de tránsito como Ucrania. Para el año 2013 circularán hasta Turquía 63.000 millones de metros cúbicos de gas ruso anuales. La construcción del gasoducto South Stream costará 25.000 millones de euros y su realización estará a cargo del consorcio ruso Gazprom y la italiana ENI.
La respuesta de Ankara ha sido invitar a Rusia a participar en un foro para la solución los problemas más cruciales que afectan al Cáucaso, entre ellos el territorio ocupado de Azerbaiyán. Pero no sólo. En la reciente guerra entre Georgia y Rusia, como miembro de la OTAN, Ankara expresó su solidaridad a Georgia, a la que había dado instructores militares turcos y equipos militares de fabricación turca.
Moscú abastece a Turquía el 64 % del gas que consume. Rusia es el primer socio comercial de Turquía, con un intercambio comercial que el año pasado equivalió a 38.000 millones de dólares y en los próximos cuatro años, puede superar los 100.000 millones de dólares. Esto crea un marco favorable para que los dos actores foráneos presionen para resolver la cuestión de Nagorno Karabaj. Sin resolver ese conflicto, Turquía no normaliza sus relaciones con Armenia, que es una de las exigencias de la Unión Europea a Ankara para su admisión.
El problema es Azerbaiyán. Las autoridades azeríes no avalarán un restablecimiento de relaciones entre Turquía y Armenia sin solucionar el conflicto de Alto Karabaj. Rusia es el único interlocutor que puede influir en Armenia para negociar una salida. Pero Moscú no puede exigir a Ereván que renuncie a todos sus intereses en Alto Karabaj, y tampoco apoyará el retorno de este enclave al seno de Azerbaiyán a cambio de una amplia autonomía. Moscú ya ha reconocido las independencias de Abjasia y Osetia del Sur. Todo un precedente para fijar su postura en Nagorno Karabaj mientras, lustros después de terminada la parte militar del conflicto en Alto Karabaj, soldados armenios siguen ocupando territorio azerí.
En las elecciones presidenciales realizadas en julio de 2012, casi tres cuartas partes del electorado votó. Bako Sahakyan fue reelegido presidente para un segundo mandato en una república que nadie reconoce.