El presidente sirio Assad combate a los yijadistas en las regiones occidentales de Siria. Los kurdos, situados en la zona noreste del país, no intervienen en el conflicto. Han establecido un gobierno interino en la provincia de Rojava, formando consejos locales y tropas como las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo y también la policía, allí llamada Asayish. En contraste con otras ciudades sirias que están en ruinas, la ciudad kurda de Qamishli está impoluta, a sus calles no llega la guerra. Por eso más de medio millón de sirios se han desplazado a la zona.
La neutralidad kurda no la comparte el Estado Islámico de Iraq y Levante. Sus fuerzas atacan las zonas fronterizas kurdas. En esa lucha, apoyan a los kurdos las milicias cristianas y a los yijadistas, Arabia Saudí y Turquía.
Un hombre vestido de negro, Ibrahim ibn Awad, se ha proclamado califa del Estado Islámico en la gran mezquita de Mosul. Ha elegido el
primer viernes del Ramadán para mostrarse en público sobre suelo iraquí conquistado. Mientras, sus partidarios arrasan los templos de chiíes y sufíes, el califa quiere que le llamen Abu Bakr al-Baghdadi.
