13 abril 2013

De algunos no gubernamentales


En el contexto globalizador surgen nuevas estructuras en la escena mundial. La ideología no sólo afecta a los que ejercen el poder financiero o político. El espacio de la solidaridad que antes suponían las naciones es relevado por el crecimiento y la multiplicación de las organizaciones no gubernamentales, cuyo ámbito de actuación también trasciende las fronteras y cuyo modelo de dirección es muy similar, en déficits de democracia y de transparencia, al de las grandes multinacionales. Son también fruto de la ideología hegemónica, donde hasta la caridad es un asunto particular en manos de entidades privadas.
   Muchos líderes de las ONG, a quienes nadie ha votado por lo que no representan a nadie, se arrogan un peso específico arbitrario por la “santidad” de sus causas. “Se establecen desde un principio en el centro de la esfera pública autoconfiriéndose pleno derecho a actuar al amparo de un supuesto manto de ‘legitimidad de función’ según el cual, su presencia en este ámbito no tiene por qué ser explicada pues la consideran plenamente válida al plantear cuestiones globales de interés general”(1). Ven innecesario aclarar cuáles son sus fuentes (cada dos segundos, muere un niño); sus afirmaciones adolecen de una falta de verificación de las informaciones que airean y un claro peso ideológico.
   Denunciando su interés por la supervivencia profesional de sus chiringuitos/ONG, los gastos de mantenimiento de sus estructuras son una buena parte de sus presupuestos, con lo que la ayuda que prestan, con algunas honrosas excepciones, es insignificante y sirven más, de nuevo, a sus gestores que a sus fines declarados.
   Nada se parece más al pensamiento mitológico que la ideología, en palabras de Lévi Strauss.

((1)    Juan C. Jiménez Redondo “Los dogmas de la antiglobalización”, Editorial Club Universitario. Alicante, 2006, página 155.