25 febrero 2015
06 febrero 2015
La sabiduría de Abdallah II
El rey jordano es sabio. A los congresistas norteamericanos
les cita a Clint Eastwood. Ahorca a dos condenados a muerte e inicia ataques
aéreos en los que participa. Su foto con el uniforme de piloto y paracaídas da
la vuelta al mundo.
No es una operación de política exterior sino interior.
Abdallah II, hace menos de cuatro años, recibió un comunicado, inusualmente duro, de treinta y seis
jefes tribales jordanos criticándole por “crisis de autoridad” y de las
intromisiones de la reina Rania, que es palestina. Los jefes la acusaban: "Está
construyendo centros de poder para su interés que van contra lo que los
jordanos y los hachemís han acordado en el gobierno. Es un peligro para la
nación, la estructura del estado, la estructura política y la institución del
trono".
Esas tribus son las más poderosas del país y el sostén de la monarquía
Hachemí, frente a los jordanos de origen palestino, el 65% de los siete
millones de habitantes del país.
No es fácil gobernar un país pobre, rodeado de ricos, con una fractura social y añoranzas de todo lo que pudo haber sido y la Historia y el imperio británico les negó a los hachemitas, los Banu Hashin, jerifes de la Meca.
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