24 noviembre 2012

El nuevo faraón de Egipto


Mohamed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes, elegido presidente de Egipto el pasado mes de junio, ha reforzado sus poderes ejecutivos, situándose por encima de la ley al imposibilitar que los tribunales tengan jurisdicción sobre él. Ninguna de las decisiones, decretos o leyes aprobados por Morsi  podrán ser revocados. Los salafistas y los Hermanos Musulmanes han salido en defensa del presidente. Varios miles de islamistas se congregaron frente a las puertas del palacio presidencial para expresar su apoyo al presidente.

   Pero no todos están contentos. En al menos tres ciudades, Alejandría, Port Said e Ismailiya, manifestantes indignados incendiaron locales de los Hermanos Musulmanes, el partido del presidente. La protesta también está vigente en  las calles de El Cairo y otras ciudades egipcias. El premio Nobel de la Paz, Mohamed Al Baradei, y Hamdin Sabahi, el candidato que logró el tercer puesto en las presidenciales, estuvieron en las manifestaciones. Al caer la noche, la plaza Tahrir volvió a vivir unas escenas de batallas callejeras ya habituales: estampidas continuas, e intercambio de piedras y gases lacrimógenos entre policía e integristas contra rebeldes laicos.

   Al Baradei, fundador del nuevo partido Constitución, calificó a Morsi de “nuevo faraón. “Ha usurpado todo el poder estatal: un golpe duro a la revolución que puede tener serias consecuencias”, escribió el ex diplomático en su cuenta de Twitter. Algunos profesores de derecho constitucional no han dudado a calificar el movimiento de “golpe de Estado”.

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